CAMBRIDGE – En tanto la crisis del COVID-19 acelera el pase a desuso a largo plazo del efectivo (al menos en transacciones legales que cumplan con las obligaciones tributarias), las discusiones oficiales sobre las monedas digitales están cobrando impulso. Entre el lanzamiento inminente de Libra de Facebook y la propuesta de moneda digital del banco central de China, los acontecimientos de hoy podrían reformular las finanzas globales para una generación. Un informe reciente del G30 sostiene que, si los bancos centrales quieren tener una incidencia en lo que suceda, deben empezar a moverse rápido.
CAMBRIDGE – En tanto la crisis del COVID-19 acelera el pase a desuso a largo plazo del efectivo (al menos en transacciones legales que cumplan con las obligaciones tributarias), las discusiones oficiales sobre las monedas digitales están cobrando impulso. Entre el lanzamiento inminente de Libra de Facebook y la propuesta de moneda digital del banco central de China, los acontecimientos de hoy podrían reformular las finanzas globales para una generación. Un informe reciente del G30 sostiene que, si los bancos centrales quieren tener una incidencia en lo que suceda, deben empezar a moverse rápido.