LONDRES – La crisis de la COVID‑19 ha resaltado (e intensificado) nuestra dependencia de las tecnologías digitales; las normas de distanciamiento social han obligado a la gente a llevar el trabajo, la educación y las relaciones personales totalmente al plano virtual. Pero con la aprobación por parte de los gobiernos de amplias medidas de emergencia, que incluyen el combate a la desinformación y el rastreo de contactos de las personas infectadas, la crisis también ha creado una grave amenaza a la libertad digital.
LONDRES – La crisis de la COVID‑19 ha resaltado (e intensificado) nuestra dependencia de las tecnologías digitales; las normas de distanciamiento social han obligado a la gente a llevar el trabajo, la educación y las relaciones personales totalmente al plano virtual. Pero con la aprobación por parte de los gobiernos de amplias medidas de emergencia, que incluyen el combate a la desinformación y el rastreo de contactos de las personas infectadas, la crisis también ha creado una grave amenaza a la libertad digital.