TEL AVIV – Mucho antes de que personas y bienes atravesaran el globo sin escalas, las pandemias ya eran un aspecto inevitable de la civilización. Y las tragedias que provocan suelen tener un lado positivo: vistos como acontecimientos misteriosos, metahistóricos, los brotes contagiosos masivos a menudo han sacudido viejas creencias y costumbres, preanunciando grandes cambios en la marcha de los asuntos humanos. Pero es posible que la COVID‑19 no encaje en este patrón.
TEL AVIV – Mucho antes de que personas y bienes atravesaran el globo sin escalas, las pandemias ya eran un aspecto inevitable de la civilización. Y las tragedias que provocan suelen tener un lado positivo: vistos como acontecimientos misteriosos, metahistóricos, los brotes contagiosos masivos a menudo han sacudido viejas creencias y costumbres, preanunciando grandes cambios en la marcha de los asuntos humanos. Pero es posible que la COVID‑19 no encaje en este patrón.