BERLÍN – Cuando la COVID-19 golpeó a Europa y obligó a millones de personas a un exilio interno, muchas se sintieron invadidas una profunda sensación de soledad. Esto no solo reflejaba su deseo de reunirse con amigos y familiares, sino también un sentimiento más amplio: que sus países quedaron desamparados y abandonados frente a la pandemia mundial. Esta sensación de rechazo está afectando profundamente a la psiquis individual y la cosmovisión de los ciudadanos europeos.
BERLÍN – Cuando la COVID-19 golpeó a Europa y obligó a millones de personas a un exilio interno, muchas se sintieron invadidas una profunda sensación de soledad. Esto no solo reflejaba su deseo de reunirse con amigos y familiares, sino también un sentimiento más amplio: que sus países quedaron desamparados y abandonados frente a la pandemia mundial. Esta sensación de rechazo está afectando profundamente a la psiquis individual y la cosmovisión de los ciudadanos europeos.