MILÁN – La Gran Cuarentena en respuesta a la COVID‑19 alteró en miles de millones de personas la percepción del espacio geográfico. Durante semanas, las interacciones sociales y profesionales fueron mediadas por tecnologías digitales que comprimieron la distancia física y desdibujaron los límites entre el mundo digital y el real. Es probable que este experimento socioeconómico sin precedentes tenga efectos duraderos, con potencial para transformar muchos aspectos de nuestras vidas y, en definitiva, motivar a las personas a una reconsideración del lugar de residencia. Puede trastocar la jerarquía relativa del núcleo urbano y la periferia, imperante en el mundo occidental desde la primera Revolución Industrial.
MILÁN – La Gran Cuarentena en respuesta a la COVID‑19 alteró en miles de millones de personas la percepción del espacio geográfico. Durante semanas, las interacciones sociales y profesionales fueron mediadas por tecnologías digitales que comprimieron la distancia física y desdibujaron los límites entre el mundo digital y el real. Es probable que este experimento socioeconómico sin precedentes tenga efectos duraderos, con potencial para transformar muchos aspectos de nuestras vidas y, en definitiva, motivar a las personas a una reconsideración del lugar de residencia. Puede trastocar la jerarquía relativa del núcleo urbano y la periferia, imperante en el mundo occidental desde la primera Revolución Industrial.