NUEVA YORK – La temporada de compras de Navidad ya llegó. Más allá de si uno es creyente o no, es casi imposible resistir la tentación de comprar y hacer regalos en esta época del año. Pero quienes más regalan son criaturas inanimadas sin ninguna capacidad para creer en nada. No me estoy refiriendo a la inteligencia artificial, sino a las personas jurídicas conocidas como corporaciones ordinarias.
NUEVA YORK – La temporada de compras de Navidad ya llegó. Más allá de si uno es creyente o no, es casi imposible resistir la tentación de comprar y hacer regalos en esta época del año. Pero quienes más regalan son criaturas inanimadas sin ninguna capacidad para creer en nada. No me estoy refiriendo a la inteligencia artificial, sino a las personas jurídicas conocidas como corporaciones ordinarias.