NUEVA DELHI – China ha dado con una novedosa estrategia para aliviar la presión de sus sobrepobladas prisiones: emplear a convictos como trabajadores en proyectos que lleva a cabo en países en desarrollo. Esta práctica ha expuesto otra faceta del triste historial de derechos humanos de China, que, cuando se trata de las operaciones en el exterior de sus compañías, incluye el fracaso del gobierno en la aplicación de sus propias regulaciones.
NUEVA DELHI – China ha dado con una novedosa estrategia para aliviar la presión de sus sobrepobladas prisiones: emplear a convictos como trabajadores en proyectos que lleva a cabo en países en desarrollo. Esta práctica ha expuesto otra faceta del triste historial de derechos humanos de China, que, cuando se trata de las operaciones en el exterior de sus compañías, incluye el fracaso del gobierno en la aplicación de sus propias regulaciones.