MÚNICH – Durante casi veinte años, la batalla por el talento ha forjado la manera en que se dirigen y se gobiernan las empresas en todo el mundo. Dado que las empresas obtenían valor principalmente de su capital humano, y no de los activos físicos que poseían, una fuerza laboral talentosa pasó a cotizar más que las plantas o las máquinas. En 2001, el afamado consultor de gestión Peter Drucker publicó un artículo titulado “La próxima sociedad”, en el que sostenía que darles más libertad a quienes llamaba trabajadores del conocimiento es esencial, ya que la batalla clave de este siglo es la guerra por el talento. Y estaba casi en lo cierto.
MÚNICH – Durante casi veinte años, la batalla por el talento ha forjado la manera en que se dirigen y se gobiernan las empresas en todo el mundo. Dado que las empresas obtenían valor principalmente de su capital humano, y no de los activos físicos que poseían, una fuerza laboral talentosa pasó a cotizar más que las plantas o las máquinas. En 2001, el afamado consultor de gestión Peter Drucker publicó un artículo titulado “La próxima sociedad”, en el que sostenía que darles más libertad a quienes llamaba trabajadores del conocimiento es esencial, ya que la batalla clave de este siglo es la guerra por el talento. Y estaba casi en lo cierto.