De Beethoven a Beijing

LONDRES – El 1 de julio de hace diecisiete años, zarpé, en el Yate Real de Gran Bretaña, de Hong Kong, donde, en la medianoche del día anterior, China asumió la soberanía conforme a un acuerdo internacional con el Reino Unido (presentado en las Naciones Unidas) conocido como Declaración conjunta. Dicho acuerdo garantizaba la forma de vida de Hong Kong durante cincuenta años, conforme al lema de Deng Xiaoping: “Un país, dos sistemas”. El Estado de derecho y las libertades asociadas con el pluralismo –las debidas garantías procesales y la libertad de opinión, reunión y culto– iban a seguir siendo la base de la prosperidad y la estabilidad de Hong Kong.

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