BEIJING – La capacidad de China de ejecutar políticas importantes es siempre sorprendente, y el giro en 180 grados en la estrategia de COVID cero que había estado implementando casi religiosamente por casi tres años no es la excepción. Prácticamente de la noche a la mañana, el gobierno comenzó a desmantelar centros de pruebas del COVID-19, que antes estaban en todas partes. Los medios de comunicación estatales empezaron a recalcar que la variante Ómicron es muy suave. Repentinamente, los residentes de muchas ciudades fueron liberados de la cuarentena: por ejemplo, la gente en Guangzhou puede ahora ir de una cuarentena residencial a un bar de karaoke en cuestión de dos horas.
BEIJING – La capacidad de China de ejecutar políticas importantes es siempre sorprendente, y el giro en 180 grados en la estrategia de COVID cero que había estado implementando casi religiosamente por casi tres años no es la excepción. Prácticamente de la noche a la mañana, el gobierno comenzó a desmantelar centros de pruebas del COVID-19, que antes estaban en todas partes. Los medios de comunicación estatales empezaron a recalcar que la variante Ómicron es muy suave. Repentinamente, los residentes de muchas ciudades fueron liberados de la cuarentena: por ejemplo, la gente en Guangzhou puede ahora ir de una cuarentena residencial a un bar de karaoke en cuestión de dos horas.