LONDRES – La creciente rivalidad sino-norteamericana y los temores más generalizados sobre la economía de China han hecho que las empresas occidentales reevalúen sus operaciones allí -y con razón-. Frente a la incertidumbre en torno a las políticas económicas y a las intenciones geopolíticas del presidente Xi Jinping, tal vez haya llegado la hora de que los inversores y los líderes corporativos consideren reducir su exposición a los activos y a los mercados chinos.
LONDRES – La creciente rivalidad sino-norteamericana y los temores más generalizados sobre la economía de China han hecho que las empresas occidentales reevalúen sus operaciones allí -y con razón-. Frente a la incertidumbre en torno a las políticas económicas y a las intenciones geopolíticas del presidente Xi Jinping, tal vez haya llegado la hora de que los inversores y los líderes corporativos consideren reducir su exposición a los activos y a los mercados chinos.