MILÁN – En los recientes encuentros del G7 y la OTAN se señaló a China como un competidor estratégico, un socio comercial calculador, una amenaza tecnológica y para la seguridad nacional, un violador de los derechos humanos y un paladín del autoritarismo en el mundo. China denunció esas caracterizaciones, que su embajada en el Reino Unido llamó «mentiras, rumores y acusaciones sin fundamento». No hay que subestimar los riesgos de esa retórica.
MILÁN – En los recientes encuentros del G7 y la OTAN se señaló a China como un competidor estratégico, un socio comercial calculador, una amenaza tecnológica y para la seguridad nacional, un violador de los derechos humanos y un paladín del autoritarismo en el mundo. China denunció esas caracterizaciones, que su embajada en el Reino Unido llamó «mentiras, rumores y acusaciones sin fundamento». No hay que subestimar los riesgos de esa retórica.