CLAREMONT, CALIFORNIA – La política tiene la desagradable costumbre de sorprendernos; especialmente en un país como China, donde la transparencia escasea y abundan las intrigas. Hace cinco meses, el presidente Xi Jinping conmocionó a los chinos con la derogación del límite de mandatos presidenciales y sus señales de que tiene intención de convertirse en gobernante vitalicio. Pero la verdadera sorpresa vino después.
CLAREMONT, CALIFORNIA – La política tiene la desagradable costumbre de sorprendernos; especialmente en un país como China, donde la transparencia escasea y abundan las intrigas. Hace cinco meses, el presidente Xi Jinping conmocionó a los chinos con la derogación del límite de mandatos presidenciales y sus señales de que tiene intención de convertirse en gobernante vitalicio. Pero la verdadera sorpresa vino después.