MILÁN – La actual desaceleración económica de China ha suscitado una diversidad de explicaciones. Sin embargo, los pronósticos tienen en gran medida algo en común: si bien los datos a corto plazo son algo volátiles (las tasas de crecimiento anual se han visto distorsionadas por el legado de la draconiana política de cero COVID de las autoridades), la mayoría de los observadores prevén que el crecimiento del PIB chino continúe con una tendencia a la baja. El Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, prevé que el crecimiento alcance sólo al 4,5% en el año 2024 y caiga al 3% para fines de esta década, un crecimiento que es mejor que aquel de la mayoría de las economías avanzadas, pero que está muy lejos de las tasas de dos dígitos de hace una década. No obstante, el crecimiento es sólo una parte de la historia.
MILÁN – La actual desaceleración económica de China ha suscitado una diversidad de explicaciones. Sin embargo, los pronósticos tienen en gran medida algo en común: si bien los datos a corto plazo son algo volátiles (las tasas de crecimiento anual se han visto distorsionadas por el legado de la draconiana política de cero COVID de las autoridades), la mayoría de los observadores prevén que el crecimiento del PIB chino continúe con una tendencia a la baja. El Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, prevé que el crecimiento alcance sólo al 4,5% en el año 2024 y caiga al 3% para fines de esta década, un crecimiento que es mejor que aquel de la mayoría de las economías avanzadas, pero que está muy lejos de las tasas de dos dígitos de hace una década. No obstante, el crecimiento es sólo una parte de la historia.