China es un país notable por mantener sus asuntos en secreto. La mecánica de su gobierno es inescrutable. La constitución dice que el poder le pertenece al pueblo, pero en realidad los derechos del pueblo son propiedad del Partido Comunista y sus líderes, que prestan escasa atención a los trabajadores y campesinos. El PCC afirma haber llevado a cabo una revolución democrática, pero el país sigue siendo uno de los menos democráticos del mundo. Tan irreconciliables son estas paradojas, que el 16to. Congreso del Partido, que se realizará la próxima semana, no puede sino quedar expuesto como una farsa democrática.
China es un país notable por mantener sus asuntos en secreto. La mecánica de su gobierno es inescrutable. La constitución dice que el poder le pertenece al pueblo, pero en realidad los derechos del pueblo son propiedad del Partido Comunista y sus líderes, que prestan escasa atención a los trabajadores y campesinos. El PCC afirma haber llevado a cabo una revolución democrática, pero el país sigue siendo uno de los menos democráticos del mundo. Tan irreconciliables son estas paradojas, que el 16to. Congreso del Partido, que se realizará la próxima semana, no puede sino quedar expuesto como una farsa democrática.