PARÍS – Desde la masacre de la Plaza de Tiananmen hace 30 años, China ha logrado un desarrollo económico extraordinario. Sin embargo, y opuestamente a lo que esperaban muchos líderes y analistas occidentales, el país no ha adoptado gradualmente la libertad de prensa ni el respeto de los derechos humanos. Por el contrario: un informe reciente de Reporteros Sin Fronteras (RSF) muestra que China está trabajando activamente para construir un “nuevo orden mundial mediático”, una iniciativa que plantea un peligro claro y presente a las democracias del mundo.
PARÍS – Desde la masacre de la Plaza de Tiananmen hace 30 años, China ha logrado un desarrollo económico extraordinario. Sin embargo, y opuestamente a lo que esperaban muchos líderes y analistas occidentales, el país no ha adoptado gradualmente la libertad de prensa ni el respeto de los derechos humanos. Por el contrario: un informe reciente de Reporteros Sin Fronteras (RSF) muestra que China está trabajando activamente para construir un “nuevo orden mundial mediático”, una iniciativa que plantea un peligro claro y presente a las democracias del mundo.