LONDRES – Hace unos días, cuando el Reino Unido anunció su decisión de integrarse como miembro fundador a la propuesta china de un Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), la prensa se hizo eco no tanto de la noticia cuanto de los roces que esto provocó en la relación bilateral con Estados Unidos.
LONDRES – Hace unos días, cuando el Reino Unido anunció su decisión de integrarse como miembro fundador a la propuesta china de un Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), la prensa se hizo eco no tanto de la noticia cuanto de los roces que esto provocó en la relación bilateral con Estados Unidos.