BEIJING – En 2009, una nueva posibilidad se presentó al mundo cuando el G-20, una asamblea que reúne a las principales naciones desarrolladas y economías emergentes del mundo, y que hasta entonces no había logrado dejar una huella significativa en la escena internacional, se reunió en Pittsburg para formular una respuesta a la crisis financiera mundial. Como punto culminante de la presidencia estadounidense del G20, el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, consciente de que el G-7 ya no podía asegurar por sí solo la supervisión de la economía mundial, presidió la cumbre en la que se designó al G-20 como el principal organismo de coordinación de la política económica mundial.
BEIJING – En 2009, una nueva posibilidad se presentó al mundo cuando el G-20, una asamblea que reúne a las principales naciones desarrolladas y economías emergentes del mundo, y que hasta entonces no había logrado dejar una huella significativa en la escena internacional, se reunió en Pittsburg para formular una respuesta a la crisis financiera mundial. Como punto culminante de la presidencia estadounidense del G20, el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, consciente de que el G-7 ya no podía asegurar por sí solo la supervisión de la economía mundial, presidió la cumbre en la que se designó al G-20 como el principal organismo de coordinación de la política económica mundial.