BRISBANE/NUEVA YORK – En 2013, el gobierno chino planteó una agenda de políticas que prometía reformas reales en una economía excesivamente endeudada y distorsionada por la gran influencia de las empresas estatales. Pero en vez de cumplir esa agenda, China eligió evitarse los riesgos implícitos en la mercadización y regresó a lo que mejor conoce: el control estatal de la economía, con la apariencia de estabilidad que trae aparejada.
BRISBANE/NUEVA YORK – En 2013, el gobierno chino planteó una agenda de políticas que prometía reformas reales en una economía excesivamente endeudada y distorsionada por la gran influencia de las empresas estatales. Pero en vez de cumplir esa agenda, China eligió evitarse los riesgos implícitos en la mercadización y regresó a lo que mejor conoce: el control estatal de la economía, con la apariencia de estabilidad que trae aparejada.