PEKÍN – En los últimos 100.000 años nuestro planeta ha sobrevivido a una Edad de Hielo y a algunas mini edades de hielo. Sin embargo en la actualidad, debido a que la Tierra se encamina hacia un aumento de cuatro grados centígrados en su temperatura, mismo que se alcanzaría hasta el año 2100, el advenimiento de una “Edad del Calor” se cierne sobre todos nosotros.
Esto no es alarmismo. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) hasta el año 2100 podemos esperar un incremento promedio de 3,7º C en la temperatura de la superficie de la Tierra, recayendo el mismo dentro de un rango probable de 2,6 a 4,8 grados. Un mundo más caliente dará lugar a una migración masiva desde las zonas afectadas y exacerbará las diferencias de riqueza existentes entre países. En palabras de David Victor, académico de la Universidad de California en San Diego, la Edad del Calor que se avecina será “desagradable, brutal y caliente”.
Se espera que las emisiones de gases de efecto invernadero alcancen la cifra récord de 36 mil millones de toneladas este año. También se espera que dicha cifra aumente de forma dramática debido a que el gran auge de los mercados emergentes de las últimas décadas, que sacó a miles de millones de la pobreza y elevó el nivel de vida alrededor del mundo, ejercerá una creciente presión sobre el medio ambiente y los recursos del mundo. De hecho, hasta el año 2030, tres mil millones de nuevos consumidores de clase media – la mayoría de ellos en Asia – sumarán a la carga de emisiones que aumenta de manera constante.
Ya nos podemos formar una idea de las consecuencias a largo plazo del cambio climático. En el año 2010, una gran sequía en China oriental dañó la cosecha de trigo, obligando al país a depender de las importaciones. Esto, combinado con grandes incendios forestales en las zonas productoras de trigo de Rusia, ayudó a duplicar los precios promedios de los alimentos en los mercados mundiales.
En el mundo árabe, muchas personas tienen que gastar alrededor de la mitad de sus ingresos en alimentos, en comparación a Europa o los Estados Unidos donde estos gastos solamente representan entre el 5 al 10% de los ingresos. No causa ninguna sorpresa que la subida de los precios de los alimentos haya sido un factor contribuyente para encender los disturbios civiles ocurridos durante la Primavera Árabe.
Tal como el vínculo entre los precios mundiales de los alimentos y la inestabilidad política demuestra, vivimos en un mundo globalmente interconectado, en el cual estamos fallando en cuanto a producir de manera correcta o a crear incentivos económicos adecuados para hacer frente a las profundas amenazas ambientales. Como presidente del Banco Mundial Jim Yong Kim dijo: el cambio climático es un gran problema con pequeñas soluciones.
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Entonces, ¿qué se puede hacer para encontrar soluciones grandes? En la reciente Cumbre del Foro Económico Mundial en Abu Dabi, hice tres sugerencias para abordar el cambio climático.
En primer lugar, tenemos que crear una nueva “coalición de los dispuestos” – incluyendo en la misma a empresas, organizaciones no gubernamentales, autoridades nacionales y gobiernos locales – quienes se deben agrupar en torno a reglas y principios básicos con el fin de poner un límite a las emisiones hasta el año 2020 y para limitar el nivel del calentamiento global hasta el año 2100, para que el mismo aumente solamente en 2º C (este es el punto de inflexión, ya que si se supera esta cifra el peligroso cambio climático podría llegar a ser imparable). Esta coalición debe elaborar un marco que los países puedan adoptar y presentarlo en la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas en el otoño del año 2014.
En segundo lugar, tenemos que asegurarnos de que existan los incentivos económicos adecuados para los países que adhieran – como también que existan desincentivos para los que no lo hagan. Las medidas podrían incluir un mecanismo de financiación mundial para energía verde que esté disponible solamente para los países miembros.
Finalmente, en lugar de depender de la ONU como un foro de negociación, los países deben agruparse en torno a iniciativas específicas, que van desde aquellas en el ámbito de la energía renovable hasta las dirigidas a la agricultura sostenible. Creo que estas agrupaciones serán más ágiles y tendrán mayor capacidad para actuar que una gran estructura integral.
Otras ideas que se propusieron incluyen ofrecer ventajas impositivas a las empresas que se comprometan a reducir sus emisiones; recurrir a las ciencias del comportamiento y dar a conocer públicamente datos con el fin de mejorar las actividades de comunicación pública relativa al cambio climático; y también, se propuso crear una narrativa más positiva que ponga de relieve los beneficios que los países recibirían como resultado de los esfuerzos multilaterales para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Ya que el programa sucesor de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU debe ser adoptado en el año 2015, también se ha debatido seriamente acerca de cómo lograr que los esfuerzos para combatir el cambio climático se constituyan en parte integral de los esfuerzos mundiales para erradicar la pobreza y para proporcionar a las personas una vida más digna. Los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible deben estar explícitamente vinculados a los temas ambientales; al fin de cuentas, el hambre no puede ser erradicada sin tener en cuenta la compleja interacción entre la agricultura, el agua y los climas extremos.
Dado que China actualmente es el mayor emisor a nivel mundial de gases de efecto invernadero, está claro que tiene que desempeñar un papel sumamente importante. En este país se debe llevar a cabo un desplazamiento fundamental, que lo lleve desde su fuerte dependencia del carbón hacia el uso de energía limpia. China debe dejar de subsidiar los combustibles fósiles, acoger a los automóviles eléctricos, y hacer frente a las gruesas nubes de contaminación urbana que son una plaga para los residentes locales y una mancha para la reputación internacional de este país.
China ya ha hecho algunos grandes avances en ámbitos relacionados al medio ambiente y la energía limpia. Es más, el Doceavo Plan Quinquenal de China proporciona una clara directriz de política nacional sobre el ahorro de energía, la reducción de las emisiones y el desarrollo industrial. Ahora la tarea que tiene el gobierno chino es plasmar estos planes en una demostración de verdadero liderazgo, para consiguientemente alejar la trayectoria de la Tierra de los niveles desastrosos de calentamiento.
No se puede dudar sobre la urgencia que reviste este problema. De hecho, los científicos del IPCC creen con una certeza del 95% que la actividad humana es la causa del cambio climático. Si le dijeran que existe un 95% de posibilidades de que su casa vaya a sufrir un robo, usted no esperaría; tomaría medidas preventivas inmediatamente. Esto es lo que el mundo debe hacer.
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Not only did Donald Trump win last week’s US presidential election decisively – winning some three million more votes than his opponent, Vice President Kamala Harris – but the Republican Party he now controls gained majorities in both houses on Congress. Given the far-reaching implications of this result – for both US democracy and global stability – understanding how it came about is essential.
By voting for Republican candidates, working-class voters effectively get to have their cake and eat it, expressing conservative moral preferences while relying on Democrats to fight for their basic economic security. The best strategy for Democrats now will be to permit voters to face the consequences of their choice.
urges the party to adopt a long-term strategy aimed at discrediting the MAGA ideology once and for all.
PEKÍN – En los últimos 100.000 años nuestro planeta ha sobrevivido a una Edad de Hielo y a algunas mini edades de hielo. Sin embargo en la actualidad, debido a que la Tierra se encamina hacia un aumento de cuatro grados centígrados en su temperatura, mismo que se alcanzaría hasta el año 2100, el advenimiento de una “Edad del Calor” se cierne sobre todos nosotros.
Esto no es alarmismo. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) hasta el año 2100 podemos esperar un incremento promedio de 3,7º C en la temperatura de la superficie de la Tierra, recayendo el mismo dentro de un rango probable de 2,6 a 4,8 grados. Un mundo más caliente dará lugar a una migración masiva desde las zonas afectadas y exacerbará las diferencias de riqueza existentes entre países. En palabras de David Victor, académico de la Universidad de California en San Diego, la Edad del Calor que se avecina será “desagradable, brutal y caliente”.
Se espera que las emisiones de gases de efecto invernadero alcancen la cifra récord de 36 mil millones de toneladas este año. También se espera que dicha cifra aumente de forma dramática debido a que el gran auge de los mercados emergentes de las últimas décadas, que sacó a miles de millones de la pobreza y elevó el nivel de vida alrededor del mundo, ejercerá una creciente presión sobre el medio ambiente y los recursos del mundo. De hecho, hasta el año 2030, tres mil millones de nuevos consumidores de clase media – la mayoría de ellos en Asia – sumarán a la carga de emisiones que aumenta de manera constante.
Ya nos podemos formar una idea de las consecuencias a largo plazo del cambio climático. En el año 2010, una gran sequía en China oriental dañó la cosecha de trigo, obligando al país a depender de las importaciones. Esto, combinado con grandes incendios forestales en las zonas productoras de trigo de Rusia, ayudó a duplicar los precios promedios de los alimentos en los mercados mundiales.
En el mundo árabe, muchas personas tienen que gastar alrededor de la mitad de sus ingresos en alimentos, en comparación a Europa o los Estados Unidos donde estos gastos solamente representan entre el 5 al 10% de los ingresos. No causa ninguna sorpresa que la subida de los precios de los alimentos haya sido un factor contribuyente para encender los disturbios civiles ocurridos durante la Primavera Árabe.
Tal como el vínculo entre los precios mundiales de los alimentos y la inestabilidad política demuestra, vivimos en un mundo globalmente interconectado, en el cual estamos fallando en cuanto a producir de manera correcta o a crear incentivos económicos adecuados para hacer frente a las profundas amenazas ambientales. Como presidente del Banco Mundial Jim Yong Kim dijo: el cambio climático es un gran problema con pequeñas soluciones.
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En primer lugar, tenemos que crear una nueva “coalición de los dispuestos” – incluyendo en la misma a empresas, organizaciones no gubernamentales, autoridades nacionales y gobiernos locales – quienes se deben agrupar en torno a reglas y principios básicos con el fin de poner un límite a las emisiones hasta el año 2020 y para limitar el nivel del calentamiento global hasta el año 2100, para que el mismo aumente solamente en 2º C (este es el punto de inflexión, ya que si se supera esta cifra el peligroso cambio climático podría llegar a ser imparable). Esta coalición debe elaborar un marco que los países puedan adoptar y presentarlo en la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas en el otoño del año 2014.
En segundo lugar, tenemos que asegurarnos de que existan los incentivos económicos adecuados para los países que adhieran – como también que existan desincentivos para los que no lo hagan. Las medidas podrían incluir un mecanismo de financiación mundial para energía verde que esté disponible solamente para los países miembros.
Finalmente, en lugar de depender de la ONU como un foro de negociación, los países deben agruparse en torno a iniciativas específicas, que van desde aquellas en el ámbito de la energía renovable hasta las dirigidas a la agricultura sostenible. Creo que estas agrupaciones serán más ágiles y tendrán mayor capacidad para actuar que una gran estructura integral.
Otras ideas que se propusieron incluyen ofrecer ventajas impositivas a las empresas que se comprometan a reducir sus emisiones; recurrir a las ciencias del comportamiento y dar a conocer públicamente datos con el fin de mejorar las actividades de comunicación pública relativa al cambio climático; y también, se propuso crear una narrativa más positiva que ponga de relieve los beneficios que los países recibirían como resultado de los esfuerzos multilaterales para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Ya que el programa sucesor de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU debe ser adoptado en el año 2015, también se ha debatido seriamente acerca de cómo lograr que los esfuerzos para combatir el cambio climático se constituyan en parte integral de los esfuerzos mundiales para erradicar la pobreza y para proporcionar a las personas una vida más digna. Los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible deben estar explícitamente vinculados a los temas ambientales; al fin de cuentas, el hambre no puede ser erradicada sin tener en cuenta la compleja interacción entre la agricultura, el agua y los climas extremos.
Dado que China actualmente es el mayor emisor a nivel mundial de gases de efecto invernadero, está claro que tiene que desempeñar un papel sumamente importante. En este país se debe llevar a cabo un desplazamiento fundamental, que lo lleve desde su fuerte dependencia del carbón hacia el uso de energía limpia. China debe dejar de subsidiar los combustibles fósiles, acoger a los automóviles eléctricos, y hacer frente a las gruesas nubes de contaminación urbana que son una plaga para los residentes locales y una mancha para la reputación internacional de este país.
China ya ha hecho algunos grandes avances en ámbitos relacionados al medio ambiente y la energía limpia. Es más, el Doceavo Plan Quinquenal de China proporciona una clara directriz de política nacional sobre el ahorro de energía, la reducción de las emisiones y el desarrollo industrial. Ahora la tarea que tiene el gobierno chino es plasmar estos planes en una demostración de verdadero liderazgo, para consiguientemente alejar la trayectoria de la Tierra de los niveles desastrosos de calentamiento.
No se puede dudar sobre la urgencia que reviste este problema. De hecho, los científicos del IPCC creen con una certeza del 95% que la actividad humana es la causa del cambio climático. Si le dijeran que existe un 95% de posibilidades de que su casa vaya a sufrir un robo, usted no esperaría; tomaría medidas preventivas inmediatamente. Esto es lo que el mundo debe hacer.
Traducido del inglés por Rocío L. Barrientos