WASHINGTON, DC – Durante mucho tiempo, primero como profesor universitario y luego como jefe de asesores económicos del gobierno indio, fui un feliz usuario de los datos que el Banco Mundial publica sobre la pobreza global, para seguimiento de tendencias y análisis comparativo entre países. Rara vez me detenía a pensar en cómo se calculan esas cifras. Hace tres años entré como economista principal al Banco Mundial. Fue como si a un cliente, después de años de ordenar la cena en su restorán favorito, un buen día lo invitaran a ir a la cocina y preparar la comida.
WASHINGTON, DC – Durante mucho tiempo, primero como profesor universitario y luego como jefe de asesores económicos del gobierno indio, fui un feliz usuario de los datos que el Banco Mundial publica sobre la pobreza global, para seguimiento de tendencias y análisis comparativo entre países. Rara vez me detenía a pensar en cómo se calculan esas cifras. Hace tres años entré como economista principal al Banco Mundial. Fue como si a un cliente, después de años de ordenar la cena en su restorán favorito, un buen día lo invitaran a ir a la cocina y preparar la comida.