BARCELONA – El año pasado, el Premio Nobel de Economía fue para dos economistas que estudian la dinámica de las corridas bancarias, y para el expresidente de la Reserva Federal de EE. UU., Ben Bernanke, por su análisis sobre la forma en que los bancos centrales respondieron ante algunas de las peores crisis bancarias de la historia, como las de la Gran Depresión en la década de 1930. Medio año después somos testigos de otra corrida bancaria cuyos efectos contagiosos podrían desestabilizar economías, desatar recesiones e imponer elevados costos a los contribuyentes.
BARCELONA – El año pasado, el Premio Nobel de Economía fue para dos economistas que estudian la dinámica de las corridas bancarias, y para el expresidente de la Reserva Federal de EE. UU., Ben Bernanke, por su análisis sobre la forma en que los bancos centrales respondieron ante algunas de las peores crisis bancarias de la historia, como las de la Gran Depresión en la década de 1930. Medio año después somos testigos de otra corrida bancaria cuyos efectos contagiosos podrían desestabilizar economías, desatar recesiones e imponer elevados costos a los contribuyentes.