TEL AVIV – Este mes se cumplen veinte años desde que el presidente estadounidense Bill Clinton invitó al primer ministro israelí Ehud Barak y al presidente de la Organización para la Liberación de Palestina Yasir Arafat a una cumbre para la paz en Camp David, en un audaz esfuerzo para solucionar uno de los conflictos más prolongados de la era moderna. Aunque no se logró ningún acuerdo, la cumbre, en la cual participé, no fue un fracaso: el marco que produjo se convirtió en la base sobre la cual el Clinton construyó sus «parámetros para la paz»: la interpretación más equitativa y realista de una solución con dos estados que se haya creado. ¿Por qué no se logró nada con ellos?
TEL AVIV – Este mes se cumplen veinte años desde que el presidente estadounidense Bill Clinton invitó al primer ministro israelí Ehud Barak y al presidente de la Organización para la Liberación de Palestina Yasir Arafat a una cumbre para la paz en Camp David, en un audaz esfuerzo para solucionar uno de los conflictos más prolongados de la era moderna. Aunque no se logró ningún acuerdo, la cumbre, en la cual participé, no fue un fracaso: el marco que produjo se convirtió en la base sobre la cual el Clinton construyó sus «parámetros para la paz»: la interpretación más equitativa y realista de una solución con dos estados que se haya creado. ¿Por qué no se logró nada con ellos?