La administración del presidente George W. Bush ha sido, desde cualquier punto de vista objetivo, un espectáculo amedrentador. Estridentes y ensimismados en un partidismo intolerante, los funcionarios de la administración de hecho han traicionado la causa ideológica conservadora, al desmantelar las bases institucionales añejas de la prosperidad económica de Estados Unidos y de la seguridad global.
La administración del presidente George W. Bush ha sido, desde cualquier punto de vista objetivo, un espectáculo amedrentador. Estridentes y ensimismados en un partidismo intolerante, los funcionarios de la administración de hecho han traicionado la causa ideológica conservadora, al desmantelar las bases institucionales añejas de la prosperidad económica de Estados Unidos y de la seguridad global.