LONDRES – No se puede considerar que las elecciones democráticas vayan encaminadas a revelar qué candidatos dicen la verdad desnuda. La mayoría de los políticos procuran no decir mentiras manifiestas; cuando afrontan preguntas que podrían hacerlos caer en la mendacidad evidente, hacen fintas, como los boxeadores, pero invariablemente exageran lo que pueden ofrecer, además de los peligros que resultarían de la victoria de sus oponentes.
LONDRES – No se puede considerar que las elecciones democráticas vayan encaminadas a revelar qué candidatos dicen la verdad desnuda. La mayoría de los políticos procuran no decir mentiras manifiestas; cuando afrontan preguntas que podrían hacerlos caer en la mendacidad evidente, hacen fintas, como los boxeadores, pero invariablemente exageran lo que pueden ofrecer, además de los peligros que resultarían de la victoria de sus oponentes.