BUCAREST: Probablemente sólo nuestro dramaturgo más famoso, Eugenio Ionesco, habría podido entender bien este asunto. El genio de Ionesco consistía en dibujar un mundo donde el absurdo triunfaba. Imaginemos la escena: Bucarest, le petit Paris, una ciudad de tres millones de personas con amplios bulevares y villas señoriales es ahora una ciudad en ruinas. Hay una pobreza desenfrenada, los orfanatos están desbordándose con niños abandonados y hay innumerables jaurías de perros sin dueño en las calles.
BUCAREST: Probablemente sólo nuestro dramaturgo más famoso, Eugenio Ionesco, habría podido entender bien este asunto. El genio de Ionesco consistía en dibujar un mundo donde el absurdo triunfaba. Imaginemos la escena: Bucarest, le petit Paris, una ciudad de tres millones de personas con amplios bulevares y villas señoriales es ahora una ciudad en ruinas. Hay una pobreza desenfrenada, los orfanatos están desbordándose con niños abandonados y hay innumerables jaurías de perros sin dueño en las calles.