ATLANTA – Dice la tradición que cuando los jefes de estación menos queridos de la CIA son transferidos de sus puestos al exterior, el personal bajo su mando, después de tanto padecimiento, celebra con una fiesta descomunal. Si la tradición sigue en pie, varias botellas de champán se descorcharon en la sede central de la CIA cuando Donald Trump perdió su reelección presidencial a manos de Joe Biden. Es un secreto a voces que los servicios de inteligencia de Estados Unidos han estado en el punto de mira de uno de los presidentes más ignorantes, paranoicos y antagonistas de la historia. Trump no escondía su desconfianza de los espías y de los analistas de inteligencia, tanto como su menosprecio por la seguridad nacional de Estados Unidos.
ATLANTA – Dice la tradición que cuando los jefes de estación menos queridos de la CIA son transferidos de sus puestos al exterior, el personal bajo su mando, después de tanto padecimiento, celebra con una fiesta descomunal. Si la tradición sigue en pie, varias botellas de champán se descorcharon en la sede central de la CIA cuando Donald Trump perdió su reelección presidencial a manos de Joe Biden. Es un secreto a voces que los servicios de inteligencia de Estados Unidos han estado en el punto de mira de uno de los presidentes más ignorantes, paranoicos y antagonistas de la historia. Trump no escondía su desconfianza de los espías y de los analistas de inteligencia, tanto como su menosprecio por la seguridad nacional de Estados Unidos.