PARÍS – “Italia es sólo una expresión geográfica”. Lo dijo hace dos siglos un desdeñoso Metternich, en tiempos en que la península estaba dividida en una multitud de feudos. Hoy algunos en Beijing, Moscú, Nueva Delhi e incluso Washington piensan lo mismo de Europa. Reconocen la importancia de la Unión Europea para tratados comerciales y cuestiones de divisas, pero la consideran demasiado indecisa para ser un verdadero jugador en el moderno juego de poder global, y demasiado dividida para enfrentar los desafíos migratorios y de seguridad. La tarea actual de Europa es demostrar que están equivocados.
PARÍS – “Italia es sólo una expresión geográfica”. Lo dijo hace dos siglos un desdeñoso Metternich, en tiempos en que la península estaba dividida en una multitud de feudos. Hoy algunos en Beijing, Moscú, Nueva Delhi e incluso Washington piensan lo mismo de Europa. Reconocen la importancia de la Unión Europea para tratados comerciales y cuestiones de divisas, pero la consideran demasiado indecisa para ser un verdadero jugador en el moderno juego de poder global, y demasiado dividida para enfrentar los desafíos migratorios y de seguridad. La tarea actual de Europa es demostrar que están equivocados.