LONDRES – El capital bancario volvió a ocupar los titulares financieros. A fines de julio, los reguladores bancarios estadounidenses, liderados por la Reserva Federal, anunciaron planes para finalizar las reformas llamadas «de Basilea III» (que los bancos suelen llamar de Basilea IV debido a lo significativo de su impacto). Su objetivo, según una propuesta conjunta de las agencias, es «mejorar la fortaleza y capacidad de recuperación del sistema bancario» mediante la modificación de los requisitos para las empresas de capitalización elevada —para reflejar mejor los riesgos subyacentes—, y la aplicación de requisitos más transparentes y coherentes.
LONDRES – El capital bancario volvió a ocupar los titulares financieros. A fines de julio, los reguladores bancarios estadounidenses, liderados por la Reserva Federal, anunciaron planes para finalizar las reformas llamadas «de Basilea III» (que los bancos suelen llamar de Basilea IV debido a lo significativo de su impacto). Su objetivo, según una propuesta conjunta de las agencias, es «mejorar la fortaleza y capacidad de recuperación del sistema bancario» mediante la modificación de los requisitos para las empresas de capitalización elevada —para reflejar mejor los riesgos subyacentes—, y la aplicación de requisitos más transparentes y coherentes.