PRINCETON – El escritor satírico Karl Kraus observó en 1899 que en su Austria natal, «cuando se viola la constitución, la gente bosteza». Hasta qué punto afectó a los austríacos la denuncia de la semana pasada por corrupción contra el canciller Sebastian Kurz no está claro. Pero el contenido de las acusaciones (y la filtración pública de un intercambio de mensajes vulgares entre Kurz y colaboradores) fueron lo bastante serios como para que sus (siempre algo improbables) socios de coalición, los Verdes, se sintieran obligados a promover su destitución.
PRINCETON – El escritor satírico Karl Kraus observó en 1899 que en su Austria natal, «cuando se viola la constitución, la gente bosteza». Hasta qué punto afectó a los austríacos la denuncia de la semana pasada por corrupción contra el canciller Sebastian Kurz no está claro. Pero el contenido de las acusaciones (y la filtración pública de un intercambio de mensajes vulgares entre Kurz y colaboradores) fueron lo bastante serios como para que sus (siempre algo improbables) socios de coalición, los Verdes, se sintieran obligados a promover su destitución.