NUEVA DELHI – En un momento en que el ascenso económico, diplomático y militar de China proyecta la sombra de un desequilibrio de poder sobre Asia, la visita recién concluida del Primer Ministro japonés, Yoshihiko Noda, a la India ha consolidado una relación que está intensificándose rápidamente entre dos aliados naturales. Ahora la tarea del Japón y de la India es la de añadir un contenido estratégico concreto a sus vínculos.
El equilibrio de poder que está surgiendo en Asia irá determinado principalmente por los acontecimientos en el Asia oriental y el océano Índico. Así, pues, el Japón y la India tienen un importante papel que desempeñar en la preservación de la estabilidad y la contribución a la salvaguarda de rutas marinas de importancia decisiva en la región indopacífica, en sentido más amplio, caracterizada no sólo por la confluencia de los océanos Índico y Pacífico, sino también por su importancia para el comercio mundial y los suministros energéticos.
Las regiones de Asia con auge económico son costeras, por lo que democracias marítimas como el Japón y la India deben cooperar para crear un orden estable, liberal y basado en las normas en Asia. Como dijo el Primer Ministro indio, Manmohan Singh, en la reunión de la cumbre del Asia oriental celebrada el mes pasado en Balí, el continuo ascenso de Asia no está automáticamente asegurado y “depend[e] de la evolución de una estructura cooperativa”.
El Japón y la India, como países con pocos recursos energéticos y dependientes en gran medida de las importaciones de petróleo del golfo Pérsico que son, están profundamente preocupados por los empeños mercantilistas encaminados a asegurarse el dominio de los suministros energéticos y las rutas de transporte para éstos. Así, pues, el mantenimiento de un ámbito marítimo pacífico y legal, incluida una libertad de navegación sin trabas, es decisiva para su seguridad y bienestar económicos. Ésa es la razón por la que han acordado iniciar maniobras aéreas y navales conjuntas a partir de 2012; una de las señales del paso de una actitud encaminada a subrayar los valores compartidos a otra encaminada a proteger intereses compartidos.
De hecho, pese a su complicada política interna y a sus endémicos escándalos, la India y el Japón tienen la relación bilateral que se intensifica más rápidamente en el Asia actual. Desde que anunciaron una “asociación estratégica y global” en 2006, su compromiso político y económico se ha intensificado notablemente. Una congruencia en aumento de intereses estratégicos propició su Declaración Conjunta sobre Seguridad y Cooperación de 2008, un importante hito en la creación de un orden asiático estable, en el que una constelación de Estados vinculados por intereses comunes ha llegado a ser decisiva para garantizar el equilibrio en un momento en el que los cambios actuales en el poder incrementan las amenazas a la seguridad.
La declaración conjunta siguió el modelo del acuerdo de cooperación en materia de defensa de 2007 con Australia, el otro país con el que el Japón, aliado militar de los Estados Unidos, tiene un acuerdo de cooperación en materia de seguridad. La declaración sobre seguridad de la India y el Japón engendró, a su vez, un acuerdo similar entre la India y Australia en 2009.
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El pasado mes de agosto, entró en vigor un acuerdo de libre comercio entre el Japón y la India, antes conocido como acuerdo de asociación económica general, y, en respuesta a la utilización punitiva por parte de China de su monopolio en la producción procedente de tierras raras para interrumpir esa clase de exportaciones al Japón durante el otoño de 2010, los dos países han acordado cooperar en materia de desarrollo de tierras raras, que revisten importancia decisiva para una gran diversidad de tecnologías energéticas ecológicas y las aplicaciones militares.
En la actualidad, el nivel y la frecuencia del compromiso bilateral oficial son extraordinarios. La visita de Noda a Nueva Delhi formó parte de un compromiso por parte de los dos países de celebrar una cumbre anual, a la que asistirán sus primeros ministros.
Más importante aún es que el Japón y la India mantengan ahora varios diálogos ministeriales anuales: un diálogo estratégico entre sus ministros de Asuntos Exteriores, otro sobre seguridad entre sus ministros de Defensa, otro normativo entre el ministro de Comercio e Industria de la India y el ministro de Economía, Comercio e Industria del Japón y otros más sobre asuntos económicos y energéticos.
Y, para acabar de completar todo ello, el Japón, la India y los EE.UU. iniciaron un diálogo estratégico trilateral en Washington el 19 de diciembre. La incorporación de los EE.UU. ha de reforzar la cooperación entre la India y el Japón. Como dijo recientemente el ministro de Asuntos Exteriores del Japón, Koichiro Gemba, “el Japón y los Estados Unidos están intensificando una relación estratégica con la India” y el diálogo trilateral es “un ejemplo concreto de colaboración” entre las tres democracias principales de Asia y el Pacífico. Es probable que dicha cooperación pase a ser cuadrilátera con la inclusión de Australia.
El Japón y la India deben fortalecer su aún incipiente cooperación estratégica haciendo suyas dos ideas que requieren un sutil cambio en el pensamiento y la política japoneses. Una es la de crear la interoperabilidad entre sus formidables fuerzas navales, que, en cooperación con otras armadas amigas, puede reforzar la paz y la estabilidad en la región indopacífica. Como dijo el Primer Ministro japonés, Shinzo Abe, en un discurso reciente en Nueva Delhi, su fin debe ser el de que “temprano antes que tarde, la armada del Japón y la de la India estén perfectamente interconectadas”. Actualmente, el Japón sólo tiene interoperabilidad naval con las fuerzas de los EE.UU.
La segunda idea es la de desarrollar en común sistemas de defensa. La India y el Japón cooperan en materia de defensa mediante misiles con Israel y los EE.UU., respectivamente. No hay razón para que no lo hagan en materia de defensa con misiles y otras tecnologías para la seguridad mutua. Dicha cooperación debe ser completa y no limitarse al diálogo estratégico, la cooperación marítima y las maniobras navales ocasionales.
En la Constitución del Japón, impuesta por los EE.UU., no hay una prohibición de exportaciones de armas, sino sólo una decisión gubernamental adoptada ya hace mucho y que, en cualquier caso, se ha relajado. De hecho, la decisión original se refería a armas, no a tecnologías.
Las asociaciones económicas más estables del mundo, incluida la comunidad atlántica y la asociación entre el Japón y los EE.UU., descansan sobre la colaboración en materia de seguridad. Los vínculos económicos que carecen del respaldo de las asociaciones estratégicas suelen ser menos estables e incluso inestables, como resulta patente en las relaciones económicas que la India y el Japón tienen con China. Mediante una estrecha colaboración estratégica, el Japón y la India deben encabezar el empeño de crear libertad, prosperidad y estabilidad en la región indopacífica.
From cutting taxes to raising tariffs to eroding central-bank independence, US President-elect Donald Trump has made a wide range of economic promises, many of which threaten to blow up the deficit and fuel inflation. But powerful institutional, political, and economic constraints, together with Trump’s capriciousness, have spurred disagreement about how worried we should be.
Anti-immigration politicians like US President-elect Donald Trump frequently portray migrants as displacing native workers and straining social security systems. But studies consistently show that increased migration brings enormous economic benefits to both host and origin countries.
warns that stricter border controls often exacerbate the very problems they aim to solve.
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NUEVA DELHI – En un momento en que el ascenso económico, diplomático y militar de China proyecta la sombra de un desequilibrio de poder sobre Asia, la visita recién concluida del Primer Ministro japonés, Yoshihiko Noda, a la India ha consolidado una relación que está intensificándose rápidamente entre dos aliados naturales. Ahora la tarea del Japón y de la India es la de añadir un contenido estratégico concreto a sus vínculos.
El equilibrio de poder que está surgiendo en Asia irá determinado principalmente por los acontecimientos en el Asia oriental y el océano Índico. Así, pues, el Japón y la India tienen un importante papel que desempeñar en la preservación de la estabilidad y la contribución a la salvaguarda de rutas marinas de importancia decisiva en la región indopacífica, en sentido más amplio, caracterizada no sólo por la confluencia de los océanos Índico y Pacífico, sino también por su importancia para el comercio mundial y los suministros energéticos.
Las regiones de Asia con auge económico son costeras, por lo que democracias marítimas como el Japón y la India deben cooperar para crear un orden estable, liberal y basado en las normas en Asia. Como dijo el Primer Ministro indio, Manmohan Singh, en la reunión de la cumbre del Asia oriental celebrada el mes pasado en Balí, el continuo ascenso de Asia no está automáticamente asegurado y “depend[e] de la evolución de una estructura cooperativa”.
El Japón y la India, como países con pocos recursos energéticos y dependientes en gran medida de las importaciones de petróleo del golfo Pérsico que son, están profundamente preocupados por los empeños mercantilistas encaminados a asegurarse el dominio de los suministros energéticos y las rutas de transporte para éstos. Así, pues, el mantenimiento de un ámbito marítimo pacífico y legal, incluida una libertad de navegación sin trabas, es decisiva para su seguridad y bienestar económicos. Ésa es la razón por la que han acordado iniciar maniobras aéreas y navales conjuntas a partir de 2012; una de las señales del paso de una actitud encaminada a subrayar los valores compartidos a otra encaminada a proteger intereses compartidos.
De hecho, pese a su complicada política interna y a sus endémicos escándalos, la India y el Japón tienen la relación bilateral que se intensifica más rápidamente en el Asia actual. Desde que anunciaron una “asociación estratégica y global” en 2006, su compromiso político y económico se ha intensificado notablemente. Una congruencia en aumento de intereses estratégicos propició su Declaración Conjunta sobre Seguridad y Cooperación de 2008, un importante hito en la creación de un orden asiático estable, en el que una constelación de Estados vinculados por intereses comunes ha llegado a ser decisiva para garantizar el equilibrio en un momento en el que los cambios actuales en el poder incrementan las amenazas a la seguridad.
La declaración conjunta siguió el modelo del acuerdo de cooperación en materia de defensa de 2007 con Australia, el otro país con el que el Japón, aliado militar de los Estados Unidos, tiene un acuerdo de cooperación en materia de seguridad. La declaración sobre seguridad de la India y el Japón engendró, a su vez, un acuerdo similar entre la India y Australia en 2009.
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En la actualidad, el nivel y la frecuencia del compromiso bilateral oficial son extraordinarios. La visita de Noda a Nueva Delhi formó parte de un compromiso por parte de los dos países de celebrar una cumbre anual, a la que asistirán sus primeros ministros.
Más importante aún es que el Japón y la India mantengan ahora varios diálogos ministeriales anuales: un diálogo estratégico entre sus ministros de Asuntos Exteriores, otro sobre seguridad entre sus ministros de Defensa, otro normativo entre el ministro de Comercio e Industria de la India y el ministro de Economía, Comercio e Industria del Japón y otros más sobre asuntos económicos y energéticos.
Y, para acabar de completar todo ello, el Japón, la India y los EE.UU. iniciaron un diálogo estratégico trilateral en Washington el 19 de diciembre. La incorporación de los EE.UU. ha de reforzar la cooperación entre la India y el Japón. Como dijo recientemente el ministro de Asuntos Exteriores del Japón, Koichiro Gemba, “el Japón y los Estados Unidos están intensificando una relación estratégica con la India” y el diálogo trilateral es “un ejemplo concreto de colaboración” entre las tres democracias principales de Asia y el Pacífico. Es probable que dicha cooperación pase a ser cuadrilátera con la inclusión de Australia.
El Japón y la India deben fortalecer su aún incipiente cooperación estratégica haciendo suyas dos ideas que requieren un sutil cambio en el pensamiento y la política japoneses. Una es la de crear la interoperabilidad entre sus formidables fuerzas navales, que, en cooperación con otras armadas amigas, puede reforzar la paz y la estabilidad en la región indopacífica. Como dijo el Primer Ministro japonés, Shinzo Abe, en un discurso reciente en Nueva Delhi, su fin debe ser el de que “temprano antes que tarde, la armada del Japón y la de la India estén perfectamente interconectadas”. Actualmente, el Japón sólo tiene interoperabilidad naval con las fuerzas de los EE.UU.
La segunda idea es la de desarrollar en común sistemas de defensa. La India y el Japón cooperan en materia de defensa mediante misiles con Israel y los EE.UU., respectivamente. No hay razón para que no lo hagan en materia de defensa con misiles y otras tecnologías para la seguridad mutua. Dicha cooperación debe ser completa y no limitarse al diálogo estratégico, la cooperación marítima y las maniobras navales ocasionales.
En la Constitución del Japón, impuesta por los EE.UU., no hay una prohibición de exportaciones de armas, sino sólo una decisión gubernamental adoptada ya hace mucho y que, en cualquier caso, se ha relajado. De hecho, la decisión original se refería a armas, no a tecnologías.
Las asociaciones económicas más estables del mundo, incluida la comunidad atlántica y la asociación entre el Japón y los EE.UU., descansan sobre la colaboración en materia de seguridad. Los vínculos económicos que carecen del respaldo de las asociaciones estratégicas suelen ser menos estables e incluso inestables, como resulta patente en las relaciones económicas que la India y el Japón tienen con China. Mediante una estrecha colaboración estratégica, el Japón y la India deben encabezar el empeño de crear libertad, prosperidad y estabilidad en la región indopacífica.