BRASILIA – Hace unos 20 años, un importante ministro argentino dejó atónito a un embajador brasileño recién llegado al decirle que “Argentina es pródiga en tres cosas: carne, trigo y actos de locura”. La decisión de expropiar a la compañía española Repsol el 51% de YPF, la mayor empresa de la Argentina, es uno de esos actos. La medida de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, sumada a un desdén de diez años hacia los acreedores extranjeros, y a un proteccionismo creciente y arbitrario que viola todas las reglas internacionales y regionales, deja a la Argentina al margen de la legalidad global.
BRASILIA – Hace unos 20 años, un importante ministro argentino dejó atónito a un embajador brasileño recién llegado al decirle que “Argentina es pródiga en tres cosas: carne, trigo y actos de locura”. La decisión de expropiar a la compañía española Repsol el 51% de YPF, la mayor empresa de la Argentina, es uno de esos actos. La medida de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, sumada a un desdén de diez años hacia los acreedores extranjeros, y a un proteccionismo creciente y arbitrario que viola todas las reglas internacionales y regionales, deja a la Argentina al margen de la legalidad global.