BERLÍN – La misión del mundo de responder al alarde de poder militar de Corea del Norte no se vuelve más sencilla por tener enfrente un país empobrecido y, en la práctica, derrotado. Por el contrario, en estas circunstancias es cuando más se necesita previsión y calma.
BERLÍN – La misión del mundo de responder al alarde de poder militar de Corea del Norte no se vuelve más sencilla por tener enfrente un país empobrecido y, en la práctica, derrotado. Por el contrario, en estas circunstancias es cuando más se necesita previsión y calma.