MADRID – El acuerdo alcanzado en la madrugada del 24 de noviembre entre Irán y el P5 +1 (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, más Alemania) sobre el programa nuclear de Irán demuestra algo que es de vital importancia: el régimen de sanciones ha funcionado. El acuerdo interino es el primer compromiso que asume Irán respecto de su programa nuclear en más de una década y una victoria diplomática en un ámbito condicionado desde hace tiempo por la sombra de la intervención militar. Dicho lo anterior, la euforia de algunas de las reacciones que estamos presenciando está fuera de lugar.
MADRID – El acuerdo alcanzado en la madrugada del 24 de noviembre entre Irán y el P5 +1 (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, más Alemania) sobre el programa nuclear de Irán demuestra algo que es de vital importancia: el régimen de sanciones ha funcionado. El acuerdo interino es el primer compromiso que asume Irán respecto de su programa nuclear en más de una década y una victoria diplomática en un ámbito condicionado desde hace tiempo por la sombra de la intervención militar. Dicho lo anterior, la euforia de algunas de las reacciones que estamos presenciando está fuera de lugar.