Una epidemia de política

Los estadounidenses, como los ciudadanos de muchos otros países del mundo, han llegado a aceptar que la política juega un papel importante en el nombramiento de algunos funcionarios públicos. A pocos nos sorprende (aunque a algunos les desilusiona) que se otorgue un cargo de juez federal o de diplomático de alto nivel a un candidato que pase pruebas de lealtad sobre principios que son importantes para el partido del presidente o del primer ministro. Pero casi todo el mundo está de acuerdo en que las ciencias son otra cosa, y en esto, los Estados Unidos se están convirtiendo en un ejemplo aleccionador para el resto del mundo.

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