Este mes, los líderes del G-7 se reunirán en Génova, con su atención puesta en la desaceleración de la economía global. Probablemente alabarán a la Reserva Federal de Estados Unidos por sus acciones firmes para luchar contra ese problema, pero no mencionarán la responsabilidad que ha tenido al respecto. Hablarán de las acciones de expansión en Europa, pero no pisarán los callos del Banco Central Europeo. Japón renovará su compromiso con las reformas estructurales y, aunque ahora tendrán más credibilidad que antes, todos los líderes
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