Muchas de las zonas actuales de guerra –incluidos el Afganistán, Etiopía, el Irán, el Iraq, el Pakistán, Somalia y el Sudán– comparten problemas básicos que están en la raíz de sus conflictos. Todas ellas son pobres, están sacudidas por desastres naturales –en particular, inundaciones, sequías y terremotos– y tienen una población en rápido crecimiento que presiona sobre la capacidad de la tierra para alimentarla. Además, la proporción de su juventud es muy elevada y rebosan de jóvenes en edad militar (de edades comprendidas entre 15 y 24 años).
Muchas de las zonas actuales de guerra –incluidos el Afganistán, Etiopía, el Irán, el Iraq, el Pakistán, Somalia y el Sudán– comparten problemas básicos que están en la raíz de sus conflictos. Todas ellas son pobres, están sacudidas por desastres naturales –en particular, inundaciones, sequías y terremotos– y tienen una población en rápido crecimiento que presiona sobre la capacidad de la tierra para alimentarla. Además, la proporción de su juventud es muy elevada y rebosan de jóvenes en edad militar (de edades comprendidas entre 15 y 24 años).