MADRID – Cuando Donald Trump se convirtió en el candidato republicano en 2016, muchos vaticinaron que su retórica incendiaria se templaría durante la campaña contra Hillary Clinton, con tal de atraer a votantes centristas. Una vez elegido, sin un ápice de la esperada circunspección, se dijo que la presidencia y el Partido Republicano le harían adoptar un tono más decoroso. Hoy sabemos cuán ingenuas fueron estas predicciones. Trump no se moderó; más bien, se envalentonó.
MADRID – Cuando Donald Trump se convirtió en el candidato republicano en 2016, muchos vaticinaron que su retórica incendiaria se templaría durante la campaña contra Hillary Clinton, con tal de atraer a votantes centristas. Una vez elegido, sin un ápice de la esperada circunspección, se dijo que la presidencia y el Partido Republicano le harían adoptar un tono más decoroso. Hoy sabemos cuán ingenuas fueron estas predicciones. Trump no se moderó; más bien, se envalentonó.