Profundamente frustrados por las políticas de la administración Bush, mucha gente y muchos gobiernos en Europa esperan un cambio fundamental en la política exterior norteamericana después de las próximas elecciones presidenciales. Pero se necesitaría un milagro político de mediana envergadura para que estas esperanzas no terminen en agua de borrajas, y este tipo de milagro no sucederá -no importa quién sea elegido.
Profundamente frustrados por las políticas de la administración Bush, mucha gente y muchos gobiernos en Europa esperan un cambio fundamental en la política exterior norteamericana después de las próximas elecciones presidenciales. Pero se necesitaría un milagro político de mediana envergadura para que estas esperanzas no terminen en agua de borrajas, y este tipo de milagro no sucederá -no importa quién sea elegido.