PRINCETON – Hace más de 40 años, en un ensayo titulado «Hambre, opulencia y moralidad», invité a los lectores a imaginar que caminan junto a un estanque poco profundo cuando ven a un niño pequeño que ha caído en él y parece estar ahogándose. Podrían rescatarlo fácilmente, pero arruinarían sus nuevos y caros zapatos. ¿Estaría mal ignorar al niño y seguir caminando?
PRINCETON – Hace más de 40 años, en un ensayo titulado «Hambre, opulencia y moralidad», invité a los lectores a imaginar que caminan junto a un estanque poco profundo cuando ven a un niño pequeño que ha caído en él y parece estar ahogándose. Podrían rescatarlo fácilmente, pero arruinarían sus nuevos y caros zapatos. ¿Estaría mal ignorar al niño y seguir caminando?