MADRID – Los primeros meses de 2016 traen consigo el quinto aniversario de las Primaveras Árabes y, con él, los balances que, lamentablemente, son muy desalentadores. Durante todos estos años se ha seguido con detenimiento el transcurso de las revoluciones y, en muchos de los casos, su evolución en dramáticos conflictos que permanecen sin solución. Sin embargo, hemos prestado menos atención a los países donde las revueltas se mitigaron cuando aún eran incipientes, como es el caso de Argelia. En los últimos días, su reforma constitucional y los efectos de la caída de los precios del petróleo han suscitado un mayor interés.
MADRID – Los primeros meses de 2016 traen consigo el quinto aniversario de las Primaveras Árabes y, con él, los balances que, lamentablemente, son muy desalentadores. Durante todos estos años se ha seguido con detenimiento el transcurso de las revoluciones y, en muchos de los casos, su evolución en dramáticos conflictos que permanecen sin solución. Sin embargo, hemos prestado menos atención a los países donde las revueltas se mitigaron cuando aún eran incipientes, como es el caso de Argelia. En los últimos días, su reforma constitucional y los efectos de la caída de los precios del petróleo han suscitado un mayor interés.