LONDRES.– En el punto culminante de los levantamientos árabes de la primavera pasada, muchos europeos se atormentaron con la pesadilla de un tsunami de inmigrantes que barría las costas del continente. La ola nunca llegó, pero su fantasma alimentó un tenaz populismo antiinmigratorio, que ha ocultado una importante nueva tendencia: las migraciones hacia Europa –y los Estados Unidos– en gran medida se han estancado. En muchos países, son más los inmigrantes que parten que los que llegan, principalmente debido a la crisis económica que ha reducido la cantidad de puestos de trabajo en occidente.
LONDRES.– En el punto culminante de los levantamientos árabes de la primavera pasada, muchos europeos se atormentaron con la pesadilla de un tsunami de inmigrantes que barría las costas del continente. La ola nunca llegó, pero su fantasma alimentó un tenaz populismo antiinmigratorio, que ha ocultado una importante nueva tendencia: las migraciones hacia Europa –y los Estados Unidos– en gran medida se han estancado. En muchos países, son más los inmigrantes que parten que los que llegan, principalmente debido a la crisis económica que ha reducido la cantidad de puestos de trabajo en occidente.