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Repensemos la emigración ilegal africana

ABIYÁN – La emigración ilegal africana viene generando cada vez más preocupación desde mediados de la década de 2000, y sigue dominando los titulares. Según la Organización Internacional para las Migraciones, 40 868 emigrantes se lanzaron al peligroso viaje de África Oriental a las islas Canarias en 2023 y 39 910 de ellos —más del doble de los registrados en 2022— lo lograron.

El resurgimiento de la migración ilegal, especialmente desde la región oriental, pero también de otras partes del continente africano, pone de relieve la urgente necesidad de entender y solucionar su origen. Aunque la mayor parte de las migraciones africanas son internas, la creciente tendencia de migrar ilegalmente a Europa está signada por graves violaciones de los derechos humanos, la pérdida de gran cantidad de vidas, e ineficiencias económicas tanto en los países de origen de los migrantes como en los de tránsito y destino.

La inestabilidad política, shocks macroeconómicos, conflictos violentos y falta de oportunidades suelen intensificar las presiones migratorias, y en los últimos años a esos problemas se les sumó el cambio climático, que exacerbó la inseguridad alimentaria e hídrica, y acabó con vidas y medios de sustento. El aumento de la deuda incrementó la presión sobre los ya agobiados presupuestos gubernamentales africanos y socava sus esfuerzos para reducir la pobreza, por lo que muchos africanos se arriesgan a embarcarse en viajes peligrosos en busca de una vida mejor en el extranjero.

Para tratar de resolver la migración ilegal hay que crear condiciones que permitan a la gente vivir de manera satisfactoria en África y, en especial, empoderar a los jóvenes. En muchas sociedades africanas se suele asociar el éxito con la migración de los parientes, lo que lleva a que quienes se quedan se sientan marginados, y esta especie de «muerte social» impulsa a más gente a emigrar, a pesar de los riesgos.

Pero aunque los flujos migratorios ilegales desde África a Europa continúan, una cantidad cada vez mayor de jóvenes de la diáspora africana están regresando al continente, al que perciben como una tierra de oportunidades (demostrando así que la migración, bien gestionada, puede resultar beneficiosa). Aprovechando el gran potencial de la diáspora, los jóvenes africanos pueden adquirir dinero, habilidades, conocimiento y experiencia con los que pueden luego regresar e invertir en sus comunidades, alentando el desarrollo económico y social, y contribuyendo con ese proceso a redefinir el éxito en los países de origen de los emigrantes potenciales.

Para recuperar la esperanza es fundamental mejorar las perspectivas laborales de los jóvenes. Según las estimaciones incluidas en un documento de investigación de políticas publicado en 2019 por el Banco Africano de Desarrollo (BAFD), para ajustarse a la creciente población y evitar que aumenten las tasas de desempleo, África tendrá que crear aproximadamente 1,7 millones de puestos de trabajo por mes hasta 2063.

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El 70 % de la población del África subsahariana tiene menos de 30 años de edad, por lo que su dividendo demográfico representa una inmensa oportunidad, especialmente cuando las economías desarrolladas sufren el envejecimiento de su población, pero esa oportunidad que solo se materializará si los jóvenes gozan de buenos empleos, sistemas de protección social adecuados y condiciones de vida decentes.

Aunque los sistemas educativos han mejorado en toda África, los jóvenes del continente aún sufren la falta de habilidades vendibles y un acceso limitado a los activos financieros, déficits exacerbados para las mujeres por la desigualdad de género. Al mismo tiempo, las mejoras en la conectividad aumentaron la consciencia del jóvenes africanos sobre las oportunidades en otros lugares, elevando sus expectativas y demandas

Con este telón de fondo, la Estrategia de Empleo para los Jóvenes de África y la Iniciativa del Banco de Inversión de Emprendimiento Juvenil (YEIB, por su sigla en inglés) del BAFD representan un paso positivo. Ambas iniciativas procuran crear empleo e impulsar el emprendimiento, brindando así a los jóvenes africanos las oportunidades que necesitan para prosperar en casa. Además, la inversión en los jóvenes es una prioridad transversal en la nueva Estrategia Decenal del BAFD.

Además de buscar oportunidades económicas, la gente suele emigrar en busca de justicia social y libertad. Los jóvenes, que constituyen la mayor parte de la población africana, con frecuencia son marginados —económica y políticamente— por las generaciones anteriores, algo que puede resultar frustrante y generar tensiones sociales que llevan a muchos a considerar a la emigración como una forma de emancipación.

Para evitar ese escenario los países africanos deben asegurarse de prestar atención a las preocupaciones de los jóvenes y valorar sus ideas, creatividad y experiencias. Aprovechando el potencial de los ciudadanos más jóvenes para impulsar un cambio positivo, los gobiernos africanos pueden crear comunidades vibrantes y resilientes, mitigando los factores que alientan la migración ilegal.

Para abordar eficazmente la migración ilegal también es necesario un cambio de paradigma en la manera de discutir, diseñar e implementar las políticas migratorias. Con demasiada frecuencia los países de destino diseñan esas políticas sin considerar la agencia y los antecedentes de los inmigrantes. Los responsables políticos debieran centrarse, en lugar de eso, en las necesidades y aspiraciones de los jóvenes migrantes, garantizando que los debates sobre las políticas se basen en evidencia en vez de en retórica ideológica.

Eliminando la brecha entre la evidencia y las políticas, tanto los países de destino como los de tránsito pueden garantizar que sus políticas estén en sintonía con las necesidades específicas de los migrantes, alentando así el uso de rutas de migración legales y reduciendo la presión a la migración ilegal.

Pero la mejor forma de abordar la migración ilegal es ofrecer a los potenciales emigrantes alternativas factibles y seguras. Para ello, los responsables políticos africanos deben centrarse en ampliar las opciones disponibles para los jóvenes, brindándoles las habilidades y oportunidades necesarias para impulsar el crecimiento económico y el desarrollo sostenible en África. De tener éxito, esos cambios en la política podrían transformar a la migración como acto de desesperación en una decisión deliberada que beneficie a todos: a los emigrantes, sus países de origen y los de destino.

Traducción al español por Ant-Translation.

https://prosyn.org/i4bAfqies