Yukos, que en tiempos fue la principal compañía petrolera de Rusia y favorita de los inversores internacionales, está agonizando. En una subasta, que muchos consideraron amañada, sus mejores activos fueron vendidos a un postor antes desconocido y ahora vuelven a estar en manos del Estado ruso. Los que quedan siguen impugnando el destino de la compañía, en particular en un tribunal de Houston (Texas), pero esos espasmos no resucitarán el cadáver. Lo que ahora importa es si la economía de Rusia compartirá el destino de Yukos.
Yukos, que en tiempos fue la principal compañía petrolera de Rusia y favorita de los inversores internacionales, está agonizando. En una subasta, que muchos consideraron amañada, sus mejores activos fueron vendidos a un postor antes desconocido y ahora vuelven a estar en manos del Estado ruso. Los que quedan siguen impugnando el destino de la compañía, en particular en un tribunal de Houston (Texas), pero esos espasmos no resucitarán el cadáver. Lo que ahora importa es si la economía de Rusia compartirá el destino de Yukos.