AMSTERDAM – Cuando la "tolerancia" se convierte en un término de abuso en un lugar como Holanda, es que algo anda realmente mal. Los holandeses siempre se han enorgullecido de ser el pueblo más tolerante del planeta. En épocas menos agitadas que estas, nadie podría haberse sentido ajeno a las palabras del discurso de la Reina Beatriz la Navidad pasada, cuando pidió tolerancia y “respeto por las minorías”. Pero Geert Wilders, líder del Partido por la Libertad, de derechas y antimusulmán, se disgustó tanto por la "basura multicultural" de la reina holandesa que expresó su deseo de despojarla de su papel constitucional en el gobierno.
AMSTERDAM – Cuando la "tolerancia" se convierte en un término de abuso en un lugar como Holanda, es que algo anda realmente mal. Los holandeses siempre se han enorgullecido de ser el pueblo más tolerante del planeta. En épocas menos agitadas que estas, nadie podría haberse sentido ajeno a las palabras del discurso de la Reina Beatriz la Navidad pasada, cuando pidió tolerancia y “respeto por las minorías”. Pero Geert Wilders, líder del Partido por la Libertad, de derechas y antimusulmán, se disgustó tanto por la "basura multicultural" de la reina holandesa que expresó su deseo de despojarla de su papel constitucional en el gobierno.