NEW BRUNSWICK, NUEVA JERSEY – Mientras se agrava la crisis en la región de Darfur en Sudán y se perpetúan las negociaciones para ponerle fin, se está generando un consenso internacional alrededor de una política "muscular" basada en la denuncia pública, en severas sanciones económicas y, cada vez más, en amenazas de fuerza militar. Ninguno de estos pasos, de manera individual o en conjunto, puede producir los objetivos que buscan sus defensores muchas veces bienintencionados. Por el contrario, amenazan con reproducir el caos que desataron este tipo de medidas en Irak y en otras partes del mundo en los últimos años.
NEW BRUNSWICK, NUEVA JERSEY – Mientras se agrava la crisis en la región de Darfur en Sudán y se perpetúan las negociaciones para ponerle fin, se está generando un consenso internacional alrededor de una política "muscular" basada en la denuncia pública, en severas sanciones económicas y, cada vez más, en amenazas de fuerza militar. Ninguno de estos pasos, de manera individual o en conjunto, puede producir los objetivos que buscan sus defensores muchas veces bienintencionados. Por el contrario, amenazan con reproducir el caos que desataron este tipo de medidas en Irak y en otras partes del mundo en los últimos años.