La guerra contra las mujeres iraquíes

BAGDAD – Las organizaciones de mujeres iraquíes y los observadores internacionales señalan una guerra en aumento contra las mujeres en Irak, favorecida por el caos y la anarquía generalizados bajo la ocupación estadounidense. Sumada a la violencia perpetrada por las tropas estadounidenses dentro y fuera de las prisiones, las mujeres en Irak enfrentan diariamente la violencia de los militantes bajo la apariencia de la religión y la “liberación”.

En la segunda ciudad más importante de Irak, Basora, un baluarte de grupos conservadores chiítas, alrededor de 133 mujeres fueron asesinadas el año pasado por violar las “enseñanzas islámicas” y en llamados “asesinatos por honor”, según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios. Los métodos son la evidencia brutal de una reacción violenta de fuerzas tribales que anteriormente estaban sometidas y que fueron desatadas por la ocupación: mujeres estranguladas y decapitadas, con las manos, brazos y piernas amputados.

Ahora que las fuerzas estadounidenses en Irak están financiando tanto a líderes tribales sunitas como chiítas en un esfuerzo por estabilizar el país, las condiciones para las mujeres se vuelven más mortales cada día. Los líderes islamistas impusieron nuevas restricciones a las mujeres, entre ellas la prohibición de trabajar y la interdicción de viajar sin un muhram (guardián masculino) y sin el velo obligatorio.

Según la Organización para la Libertad de las Mujeres en Irak (OWFI, tal su sigla en inglés), formada en Bagdad en 2003, las mujeres son acosadas si aparecen en las calles de la mayoría de las ciudades, instituciones educativas y lugares de trabajo de Irak. Ahora existen incluso “zonas libres de mujeres” en algunas ciudades del sur controladas por partidos y líderes tribales islamistas.

La justificación que se les da a los asesinatos por honor de mujeres iraquíes son una supuesta promiscuidad o adulterio. En realidad, la práctica apunta a las mujeres con doctorados, que son profesionales, activistas políticas y empleadas administrativas. “Las mujeres políticamente activas, las que no seguían un código de vestimenta estricto y las defensoras de los derechos humanos corrían un riesgo de abuso cada vez mayor, inclusive por parte de grupos armados y extremistas religiosos”, dijo Amnistía Internacional en su informe de 2007.

Por cierto, un alto funcionario policial en Basora informó que unas 15 mujeres son asesinadas cada mes en la ciudad. Los conductores de ambulancias en Basora, a quienes se les paga para “limpiar las calles” antes de que la gente vaya a trabajar, recogen muchos más cuerpos de mujeres cada mañana.

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Irónicamente, las fuerzas al mando de este ataque a las mujeres tenían un poder escaso o nulo bajo el régimen de Saddam Hussein. Sin embargo, después de la invasión liderada por Estados Unidos en 2003, el sur de Irak quedó abierto a fuerzas conocidas como Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio (PVPV) –grupos e individuos militantes comprometidos con el régimen islámico arcaico y la supresión de los derechos de las mujeres.

Algunos miembros de estos grupos hoy desempeñan funciones en el gobierno; otros, en milicias o como vigilantes autoproclamados o asesinos a sueldo. El objetivo de PVPV es confinar a las mujeres al terreno doméstico y poner fin a toda participación femenina en la vida pública y política.

Hasta la fecha, las autoridades iraquíes no se han mostrado dispuestas a hacer frente a esta violencia en aumento contra las mujeres, ni siquiera a discutirla. Sin embargo, como representantes electos, están obligados a ocuparse de estos delitos. Al igual que Estados Unidos. Según la Cuarta Convención de Ginebra, la responsabilidad de proteger a las poblaciones civiles en un país ocupado le pertenece a las fuerzas de ocupación que, en este caso, claramente no están protegiendo a las mujeres iraquíes.

Es necesario tomar dos medidas con urgencia. Primero, el gobierno iraquí debe establecer de inmediato patrullas de seguridad de “Protección a las Mujeres” en las ciudades del sur de Irak. Estas patrullas deben recibir entrenamiento sensible al género y priorizar la seguridad de las mujeres por sobre los valores religiosos tribales o fundamentalistas.

Segundo, de acuerdo con sus obligaciones establecidas por la Convención de Ginebra, Estados Unidos debe tomar medidas de inmediato para proteger las vidas y libertades de los civiles iraquíes. Si no lo hace, Estados Unidos debe retirarse de Irak, porque la ocupación no haría más que seguir fomentando un caldo de cultivo para la violencia contra las mujeres.

El cronograma de acción no es objeto de debate. Debe comenzar hoy.

https://prosyn.org/KtFQmXZes