El opiáceo de los mercados de Mario Draghi

CHICAGO – Desde el punto de vista de la estabilidad europea, las elecciones italianas no podrían haber arrojado un resultado peor. El parlamento de Italia está dividido entre tres fuerzas políticas mutuamente incompatibles y ninguna de ellas es lo suficientemente fuerte como para gobernar por sí sola. Peor aún, una de estas fuerzas, que ganó el 25% de los votos, es un partido populista anti-euro, mientras que otra, un grupo euroescéptico liderado por el ex primer ministro Silvio Berlusconi, recibió un respaldo cercano al 30%, lo que les dio a los partidos anti-euro una clara mayoría.

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