NUEVA YORK – Egipto y Tailandia tienen poco en común, excepto en un aspecto. En los dos países y en momentos diferentes, personas instruidas que se enorgullecen de ser demócratas acabaron aplaudiendo golpes militares contra gobiernos democráticamente elegidos. Durante muchos años habían opuesto resistencia a regímenes militares opresivos, pero en Tailandia en 2006, como en Egipto el mes pasado, se alegraron mucho al ver a sus dirigentes políticos destituidos por la fuerza.
NUEVA YORK – Egipto y Tailandia tienen poco en común, excepto en un aspecto. En los dos países y en momentos diferentes, personas instruidas que se enorgullecen de ser demócratas acabaron aplaudiendo golpes militares contra gobiernos democráticamente elegidos. Durante muchos años habían opuesto resistencia a regímenes militares opresivos, pero en Tailandia en 2006, como en Egipto el mes pasado, se alegraron mucho al ver a sus dirigentes políticos destituidos por la fuerza.