MADRID – Demasiadas veces, los líderes se vuelven rehenes de su entorno sociopolítico, en vez de ser los que lo definan. Raramente el mundo ve dar pasos que cambiarán la historia, como el viaje de Richard Nixon a China en 1972 o la visita del presidente egipcio Anwar el‑Sadat a Jerusalén en 1977.
MADRID – Demasiadas veces, los líderes se vuelven rehenes de su entorno sociopolítico, en vez de ser los que lo definan. Raramente el mundo ve dar pasos que cambiarán la historia, como el viaje de Richard Nixon a China en 1972 o la visita del presidente egipcio Anwar el‑Sadat a Jerusalén en 1977.